No se encontraron resultados. La honestidad suele utilizarse como sinónimo de sinceridad, ya que siempre va a requerir aferrarse a la verdad más allá de los propios intereses.

En nuestra sociedad es un valor que a mi parecer se degrada más rápido que muchos otros. Ejemplos de esta desvalorización existen grandes cantidades lamentablemente. Es triste que la gente ya no pueda confiar en la política ni en la justicia por considerarlas hipócritas y poco creíbles; que las mentiras sean moneda corriente entre alumnos y maestros, o entre padres e hijos. Mentiras que se las tildan de “piadosas”, intentando atenuar la gravedad de la falta.
Porque otro de los males que nos aqueja es la justificación, hace falta poner excusas a todas las actitudes sobre todo “las malas actitudes realizadas a conciencia”, ¿y con que se justifican? Con mentiras y palabras carentes de contenido.
Lo que más me da lástima es que todavía se cree que eso es ser “vivo”, pero como alguna vez dijo el personaje Inodoro Pereira del Negro Fontanarrosa “a veces la picardía criolla es solo desesperación Mendieta” Y cuánta razón tiene. La sociedad agoniza ante la falta de valores, y de honestidad sobre todo.

Hay que aceptar que a pesar de que muy pocos den el ejemplo siendo verdaderamente honestos, todos tenemos la oportunidad de elegir lo que es correcto y lo que no. Es decir que todos tenemos un poco de responsabilidad. En el momento en el que se nos presenten los dos caminos solo depende de nosotros. Si queremos que nuestra sociedad mejore, empecemos siendo honestos, tal vez consigamos convertirnos en modelos y estaremos aportando uno de los tantos granitos de arena que nos corresponden. Con intentar nada se pierde.

Y para cerrar cito al grupo Les Luthiers: “Los honestos son inadaptados sociales” .Me tomo el atrevimiento de agregarle a esa frase “por suerte todavía quedan”.


Agustina Sola