El gobierno nacional mostró su cara violenta este jueves por la noche frente a la Plaza del Congreso. Las fuerzas de seguridad federales se enfrentaron a los manifestantes que reclamaban contra la Ley Ómnibus, y las muestras de violencia fueron viejas capturas de pantalla ya conocidas en este país.
El “método Bullrich” no ha cambiado: en algún momento aparecen los palos, y casi siempre se ven cuando las cosas están por terminar. La televisión capta esas imágenes, y hasta los mismos camarógrafos y cronistas reciben balazos de goma.
En una jornada de agobiante calor, cientos de manifestantes se concentraron en rechazo al proyecto de ley que el Gobierno Nacional considera como fundamental para el desarrollo de su gestión.
Los mismos uniformados, en su nueva metodología destinada a hacer fluir el tránsito en la capital del país, cortan las calles para tener operar de la mejor forma posible, y allí es donde no se logra entender la finalidad de la idea que tiene la ministra con respecto al funcionamiento de estos operativos.
Al final, los disturbios se terminan dando en las mismas veredas que la ministra deja como “zona permitida” para que la gente se manifieste. Y todo filmado ante las cámaras.
Este es el primer mensaje fuerte del gobierno de Milei ante la protesta y la manifestación contra medidas de su gestión, una inexplicable violencia cuando la manifestación se iba diluyendo, y cuando inclusive el tránsito en la ciudad es menor.
La idea se extiende al futuro: la protesta y la disonancia se resuelve de este modo, de forma violenta. No habrá lugar para expresiones de disenso.
En Rosario, los dientes de la policía de Santa Fe también encontraron sus presas,
y la fuerza uniformado recayó sobre una manifestación en plaza 25 de Mayo.
Imágenes de policías literalmente tirando gente hacia la parte de atrás de las camionetas oficiales se difundieron rápidamente, junto a videos de otros manifestantes pidiendo a los detenidos que digan sus nombres, para tener registro de ellos en las actas de las comisarías, porque otra vez, el método de trabajo es el terror y la provocación del miedo.
(Foto portada: Pablo Nucera)