Quizás esa no sea la primera foto que se venga a la cabeza de las personas que hablen de esta selección, pero seguramente sea la que mejor retrate la cercanía de estos jugadores con sus hinchas.
Los incidentes ocurrieron un poco antes del inicio del encuentro cuando, en un sector donde había mayoría de hinchas argentinos, un local desplegó una bandera que decía “núcleo” y que hizo reaccionar a los albicelestes con algunos empujones y hasta comenzaron a lanzarse con las butacas. Pero el verdadero problema llegó cuando apareció la “seguridad”. La policía irrumpió, pero reprimiendo ferozmente y de un solo lado.
La reacción de los jugadores argentinos fue inmediata: Lo Celso, De Paul, Tagliafico, Cuti Romero, Otamendi y Messi saltaron a la platea, el Dibu Martinez quiso manotearle el machete a un policía y hasta trató de calmar a una mujer que estaba en el césped. Leo Messi hizo la seña de ´nos vamos´. Entonces, todos enfilaron para el vestuario.
En un país al que no le van quedando esperanzas porque parece que nada funciona, en el que se escuchan los gritos de las muertes por un celular o una mochila. En una nación al que no le quedan ilusiones hay algo que nos une y la reacción de los jugadores no es casual.
El hincha mira a su alrededor y no sólo ve jugadores que van a disputar un partido, ve personas que saltan a las plateas a defenderlos de los golpes de quienes deberían garantizar la seguridad. Y que después salen, aguerridos y dispuestos a quedarse con la victoria deportiva, pero sin olvidar la parte humana.
Porque, tras finalizar el partido, Lionel Messi publicó en sus redes sociales: “Gran victoria en el Maracaná aunque quedará marcada por la represión a los argentinos una vez más en Brasil. Esto no se puede tolerar es una locura y se tiene que terminar ya”.
Enzo Fernandez, por su parte, decidió dedicarle la victoria “a toda la gente que ayer la pasó mal por culpa de otros”. Mientras que el Cuti Romero criticó la seguridad local: “Lamentablemente otra vez manchan el fútbol, siempre igual acá”
No es casualidad que todo ocurrió en el marco del aniversario de la esperanzadora frase del capitán argentino tras la derrota ante Arabia Saudita: “A la gente le digo que confíe, este grupo no los va dejar tirados”. Contra los incrédulos, tuvimos fe ciega, confiamos y ellos cumplieron.
Un año más tarde de esa declaración, seguimos confiando y ellos siguen cumpliendo porque lejos quedaron esos jugadores que se hicieron expertos jugando en Europa, hoy hay una selección de soldados que se ponen de pie por toda una nación, como hace rato no ocurría.