Cada 5 de septiembre se celebra el Día del Scout en Argentina, un movimiento educativo que promueve, desde hace 116 años y a través de los valores, el desarrollo de niños, niñas y jóvenes, con grupos distribuidos en las 23 provincias argentinas y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El movimiento scout nació a principios del siglo XX en Inglaterra, cuando Sir Robert Baden-Powell, un militar británico y defensor de la educación juvenil, organizó un campamento experimental en la isla de Brownsea en 1907. A partir de allí, el movimiento se expandió rápidamente por todo el mundo, promoviendo valores de ciudadanía activa, responsabilidad, trabajo en equipo y respeto por la naturaleza a niños, niñas y jóvenes.

En Argentina, el escultismo también encontró un terreno fértil para crecer. La historia del escultismo en nuestro país comienza con Arturo Federico Penny, un joven de 16 años, quien en 1908 formó la patrulla "Águila" después de leer las publicaciones de Robert Baden-Powell, denominadas “Escultismo para Muchachos”. Esta patrulla y otra llamada "Foca" se convertirán en la 1º Compañía de Boy Scouts de Lomas de Zamora, ahora conocida como el Grupo Scout N.º 1 "General Juan Galo de Lavalle" de Scouts de Argentina.

Las actividades iniciales tuvieron lugar en la casa de Daniel Inocencio Moreno (hermano del Perito Francisco Pascasio Moreno), y los primeros campamentos se realizaron en lugares como Morón, Gándara y Claypole. Aunque esta patrulla es considerada la primera tropa scout en América, la institucionalización del Movimiento Scout en Argentina ocurrió en 1912, mientras que Chile se considera el primer país en fundar su asociación Scout fuera de Inglaterra.


Baden Powell, fundador del Movimiento Scout

En 1909, Baden Powell visitó países del Cono Sur, incluyendo Argentina. Al llegar al Puerto de Buenos Aires, fue recibido por las patrullas Scouts dirigidas por Arturo Penny. Baden Powell les agradeció y regaló a Penny un ejemplar de su libro "Escultismo para muchachos" con una dedicatoria personal.

Scouts en la actualidad

En la Argentina existen varias asociaciones, instituciones e incluso grupos independientes que emplean el “método scout” para enseñar valores y habilidades para la vida a niños, niñas y jóvenes. Sin embargo, la asociación que se encuentra afiliada a la Organización Mundial del Movimiento Scout en nuestro país es “Scouts de Argentina Asociación Civil”.

La misma cuenta con más de 900 grupos scouts distribuídos en las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, contando con alrededor de 75 mil miembros, entre niños, niñas, jóvenes y adultos educadores.

En la región, hay ocho grupos scouts afiliados a dicha organización: Lisandro Paganini y Juan Bautista Baigorria, en Granadero Baigorria, Pablo Apóstol y Papa Francisco, en Capitán Bermúdez; San Ignacio de Loyola, en Fray Luis Beltrán; San Juan Bautista, Ricardone, Juan Pablo II, en San Lorenzo y San Fernando, en Centeno. Además, hay planes de apertura de un nuevo grupo en la localidad de Pueblo Andino.

¿Por qué debería llevar a mis hijos a un grupo scout?

Esa es una pregunta que muchas familias se suelen hacer, por lo que 11Noticias entrevistó a Carla Gilli, Consejera Directiva de Scouts de Argentina Asociación Civil, quien destacó la importancia del movimiento scout en la educación de niños, niñas y jóvenes, así como los motivos por los cuales alienta a las familias a enviar a sus hijos a un grupo scout.

"El movimiento scout es una organización a nivel mundial y está destinado a niños, niñas y jóvenes como protagonistas de la propuesta educativa", afirmó Carla. A su vez, subrayó que el enfoque de la educación scout es no formal, con adultos que acompañan y guían a los jóvenes en su camino de aprendizaje “en valores y en una cuestión de ciudadanía".

"La ‘no formalidad’ no quiere decir que sea desprolija o desordenada. El movimiento lo que tiene es que cada equipo de trabajo se lleva por un marco, una planificación, una construcción y una elección de la propuesta", explicó. Es decir “no es que voy a una actividad y, en lo informal, voy haciendo lo que se me va ocurriendo. Acá nos regimos con un método scout y ese método scout que tiene ciertos componentes”.

“A medida que van creciendo, los niños, niñas y jóvenes van adquiriendo cada vez más habilidades para la toma de decisiones y en esa toma de decisiones se deja también plasmado qué es lo que quiero hacer y se tiene un objetivo, un para qué y por qué hacemos las cosas y qué aprendemos a través de eso”, agregó.



A su vez, explicó que generalmente, “los niños y niñas no son conscientes de que están aprendiendo algo mientras juegan, en realidad a través de ese juego lo están adquiriendo porque lo están atravesando por el cuerpo y esa experiencia es imborrable”.

"Es un estilo de vida en el que contribuimos a construir un mundo mejor", destacó. También enfatizó que el movimiento scout promueve la participación activa en la comunidad: "El movimiento scout colabora con las familias en educación de ese niño o niña joven en esto de educar en valores", cerró.

No es solo acampar y hacer nudos

Contrario a algunos mitos que rodean al movimiento, los scouts no solo se dedican a acampar y hacer nudos. Aunque estas habilidades son parte importante de su actividad y sus enseñanzas, también se centran en desarrollar habilidades de liderazgo, ciudadanía activa, resolución de problemas y colaboración en equipo. Los scouts participan en proyectos de servicio a la comunidad, trabajan en logros personales y buscan contribuir al bienestar de la sociedad.

Mitos y verdades sobre el Escultismo

Mito: El escultismo es solo para niños.
Verdad: El escultismo está abierto a personas de todas las edades. Se trabaja con ramas siendo estas la de Castores (niños de entre 4 y 5 años, la menos extendida); Lobatos y Lobeznas (niños de entre 7 y 10 años); Scouts (de 11 a 13 años); Caminantes (de 14 a 16) y Rovers (de 17 a 21 años). Luego, los adultos pueden participar como educadores de los niños y niñas “protagonistas”.



Mito: Los scouts solo hacen campamentos y nudos.
Verdad: Si bien los campamentos y las habilidades de supervivencia son parte importante del escultismo, el movimiento también promueve la educación integral y en valores a través de actividades que abarcan desde el servicio comunitario hasta el desarrollo personal y la exploración cultural.

Mito: El escultismo es solo para chicos aventureros.
Verdad: Si bien el escultismo fomenta el espíritu aventurero, también enfatiza la importancia de la ciudadanía activa, el respeto por los demás y el servicio a la comunidad.

Mito: Los scouts venden galletitas.
Verdad: Si bien es común que haya scouts intentando vender rifas, tortas, comida u organizando un evento, es simplemente, como sucede por ejemplo en las actividades de los clubes, una forma de recaudar dinero para poder hacer campamentos y otras actividades. Pero para nada es su actividad principal, como suele mostrarse en la televisión.



Mito: Los Scouts ayudan a las abuelitas a cruzar la calle.
Verdad: El ayudar al prójimo, el realizar una “buena acción diaria”, el ser solidarios es parte de la esencia del escultismo. En muchas películas o dibujos animados se instaló la idea de que los scouts ayudan a las personas mayores a cruzar la calle, lo que tranquilamente podría suceder, pero va mucho más allá. Se trata de involucrarse directamente con la comunidad y, desde el lugar de joven con el acompañamiento de sus educadores, poder mejorar su entorno junto con los propios actores del lugar.

Mito: El escultismo promueve valores religiosos específicos.
Verdad: Aunque el movimiento scout tiene ciertas raíces en la religión cristiana, hoy en día la mayoría de los grupos son pluriconfesionales y promueven un ambiente de respeto y tolerancia.

“Scout un día, scout para toda la vida”

Esta es una de las frases que se suele mencionar cuando alguien ya no tiene una actividad permanente en un grupo scout. Y es que realmente es así. Saliendo de mi rol de redactor de esta nota, e involucrándome como scout, puedo asegurar que este movimiento deja una marca indeleble en la vida de todo aquel que pase por él.

Desde amigos para toda la vida hasta valores, formas de ver los acontecimientos, de enfrentar dificultades, de comprometerse con la comunidad, también aprender a trabajar en equipo y un sinfín de experiencias que, sin dudas, no se encontrarían en ningún otro espacio.