Todos los años, cada 22 de abril se celebra el “Día Internacional de la Madre Tierra”, establecido por la ONU en 2009, con el fin de rendirle homenaje como así también para visibilizar las problemáticas ambientales y ponerlo en la agenda.

“La Madre Tierra claramente nos pide que actuemos. Los océanos se llenan de plásticos y se vuelven más ácidos. El calor extremo, los incendios forestales y las inundaciones, así como una temporada de huracanes en el Atlántico que ha batido récords, han afectado a millones de personas. Ahora nos enfrentamos al COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema”, expresa la ONU en un comunicado.

“El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden aumentar el contacto y la transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos (enfermedades zoonóticas)”, agrega.

Además, explican que “los ecosistemas sustentan todas las formas de vida de la Tierra. De la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro planeta y sus habitantes. Restaurar nuestros ecosistemas dañados ayudará a acabar con la pobreza, a combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva”.


Quema en las islas del Río Paraná frente a la costa de San Lorenzo (Santa Fe).

Punto de inflexión
António Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aseguró que “estamos en un punto de inflexión” ya que “la humanidad sigue abusando del mundo natural. Saqueamos los recursos del planeta, mermamos sus especies silvestres y tratamos el aire, la tierra y los mares como vertederos. Hay ecosistemas y cadenas alimentarias cruciales que se están viendo al borde del colapso”. “Esa es una actitud suicida”, sentenció en un mensaje por el Día de la Tierra.

Por otro lado, expresó que “debemos poner fin a nuestra guerra contra la naturaleza y cuidar de ella para que recobre la salud, lo que implica llevar a cabo una acción climática ambiciosa para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5?°C como máximo y adaptarse a los cambios que se producirán”.

“Para eso -continúa diciendo- se deberán adoptar medidas más contundentes para proteger la biodiversidad. Y eso implica también reducir la contaminación creando economías circulares que generen menos desechos. Esas medidas protegerán nuestro único hogar y crearán millones de empleos”.

Por último, señaló que “la recuperación de la pandemia de COVID-19 ofrece una oportunidad de que el mundo emprenda un camino más limpio, ecológico y sostenible”.