Se estrenó el pasado 17 de junio y todo el mundo habla de ella. Tiene una duración de una hora 47 minutos y cuenta la historia de un prisionero en una cárcel de alta tecnología empieza a cuestionar el propósito de las drogas para controlar las emociones que está probando para un genio farmacéutico.

La cabeza de la araña es una película que arranca llena de promesas. Actores conocidos y una producción con ideas ambiciosas. Un thriller con elementos de ciencia ficción y denuncia. No está del todo definida la época concreta de la evolución científica que cuenta, pero es lo menos importante. La ciencia ha avanzado y un ambicioso experimento se lleva adelante en un lugar aislado del mundo llamado Spiderhead. Una especie de Alcatraz moderno y sofisticado que parece una cárcel, una clínica o la guarida del villano de una película de James Bond, tal vez sea un poco de las tres cosas.

Es protagonizada por Chris Hemsworth un científico especializado en probar drogas en los detenidos.

Allí se prueban drogas como la N-40 que induce sensaciones románticas, deseo y amor sobre otra persona, así como el Darkenfloxx que produce dolor físico y psicológico extremo. En su afán por la experimentación, Steve conduce a Jeff por la manipulación psicológica constante, por ejemplo, forzándolo a elegir entre a qué otro preso infligir dolor.