En una fecha donde la región recuerda y no olvida que desde hace 13 años, Paula Perassi desapareció de la ciudad de San Lorenzo sin dejar rastro alguno, se cumple un nuevo aniversario de otro de los grandes interrogantes que dejó la dictadura cívico militar: la desaparición en democracia de Jorge Julio López.
El platense fue uno de los testigos más importantes en la causa que permitió que el represor Miguel Etchocolatz fue condenado a prisión perpetua por sus crímenes de lesa humanidad cometidos en su participación en el Gobierno Militar.
Etchocolatz había sido uno de los perpetradores del secuestro y tortura de López, quien fue detenido en un operativo ilegal en La Plata durante la noche del 27 de octubre de 1976. Tres años más tarde, recién en junio de 1979, el militante peronista volvió a la “legalidad” cuando volvió a aparecer como detenido en una comisaría platense.
El 17 de septiembre de 2006, López declaró las atrocidades que vivió al momento de ser secuestrado por la dictadura cívico militar. El testimonio, de fuerte valor emocional porque nunca había sido expuesto ante sus familiares, cerró los alegatos contra el represor Etchecolatz, que luego iba a ser condenado a perpetua al día siguiente, cuando Jorge Julio López desapareció mientras su sobrino Hugo lo esperaba para presenciar el veredicto del juez.
De la desaparición del platense se trabaja con la hipótesis de que fue secuestrado por un grupo paramilitar o parapolicial, en un contexto donde el gobierno nacional había reabierto las causas cerradas circunstancialmente con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
En 2011, una pista provocó que se realice una excavación en una estación de trenes, en donde supuestamente habían visto enterrar a un hombre, y nada ocurrió.
También apuntaron a su hijo, Ruben, quien era miembro de la Policía Bonaerense. Al día de hoy, la causa no tiene avances significativos, y la familia continúa pidiendo justicia.