No se encontraron resultados.Styron cree que este aliento constante que su amigo le ofrecía era aun más importante para el que la propia intervención medica. Y señala que era importante, hasta cuando no podía creer en esas palabras de aliento. De alguna manera misteriosa tocaban su corazón.

No son las palabras sabias ni las grandiosas las que se necesitan oír en los momentos de depresión, sino las expresiones sencillas que demuestran el interés y la preocupación de quienes la pronuncian. El solo hecho de acompañar al que sufre ejerce una influencia positiva.

Jesús ejemplifico esto a lo largo de su ministerio. Cuando la mujer samaritana se acerco al pozo de Jacob al mediodía, el Salvador se dio cuenta de que algo andaba mal. Esta era la hora mas caliente del día, el sol ardiente de Palestina es prácticamente inaguantable. Al mediodía la mayoría de la gente procura protegerse de el, tomando una siesta o descansando en un ambiente fresco de sus hogares. Para recoger el agua del pozo, convenía ir a horas tempranas de la mañana, pero esta pobre mujer cargada de culpa venía sola al mediodía, quizá para evitar las agresiones, la burla de las mujeres del pueblo que sabían de sus relaciones adulteras. Llego al pozo profundamente desalentada, pero Jesús le dio animo; le hablo de un “agua viva” que podía saciar la sed más intensa del alma.

Alce la cabeza. Permita que el gozo llene su corazón. Dios hoy le habla con palabras de aliento; y desea, que también nosotros, sigamos su ejemplo. William Styron encontró la ayuda que necesitaba, cuando un amigo lo animó. Sus amigos cuentan con usted. No los defraude.