Ignacia Albornoz Insulza, una aspirante a gendarme de 18 años, falleció tras ser obligada a trotar bajo la lluvia y a bajas temperaturas en la Escuela de Formación Penitenciaria de Santiago, pese a estar recuperándose de una neumonía. Su madre denunció las condiciones inhumanas a las que fue sometida.
Ignacia ingresó al Hospital de Carabineros el 3 de mayo, donde le dieron tres días de licencia. A su regreso el 6 de mayo, el personal médico declaró que estaba en buen estado de salud. Sin embargo, la obligaron a trotar a las 5:50 a.m. al día siguiente. Pese a las advertencias de sus compañeros sobre su estado, no fue escuchada. Después del entrenamiento, Ignacia se sintió mal nuevamente y fue diagnosticada con bronquitis por influenza en el hospital, recibiendo otros cuatro días de reposo.
El sábado, durante su reposo en casa en Tomé, fue trasladada al Hospital Las Higueras de Talcahuano, donde murió la madrugada del domingo por un paro cardiorrespiratorio.
La madre de Ignacia, Jessica, criticó las condiciones extremas de los entrenamientos y la falta de consideración hacia la salud de su hija. Señaló que Ignacia fue aislada en una habitación fría y húmeda, inadecuada para su recuperación. También afirmó que su hija temía ser expulsada si no cumplía con los entrenamientos.
La tía de Ignacia, Sandra, comentó que la joven estaba enferma y apesadumbrada, pero sentía presión para regresar a la escuela.
La coronel María Angélica Aguirre, directora de la Escuela de Formación Penitenciaria, defendió que Ignacia había sido revisada y se encontraba en buenas condiciones de salud antes del entrenamiento. Aseguró que Ignacia fue derivada nuevamente al hospital cuando manifestó malestar después del trote.
La Fiscalía de Flagrancia del Biobío inició una investigación para esclarecer las circunstancias de la muerte de Ignacia. La escuela también realizó pruebas de influenza en otros alumnos, que resultaron negativas.