La Iglesia Católica elegirá un nuevo papa luego de la muerte de Francisco I, y los interrogantes con respecto al rumbo que tomará la religión más profesada del planeta surgen en un contexto donde ya se conocen varios candidatos.
Desde ya que el pensamiento con respecto a cuestiones como la inmigración o la relación del credo con las preferencias sexuales de una persona no modifican demasiado cada una de las concepciones y creencias que tiene cada uno de los 3 mil millones de fieles católicos, pero la manera de expresarse de los líderes de esta fe, y los conceptos que desarrollen en sus apariciones públicas sin lugar a duda que son una expresión de hacia dónde pueden dirigirse acciones gubernamentales y cuestiones de Estado.
Hay, sin embargo, una mirada progresista que fue impulsada en parte por Bergoglio y que varios cardenales retoman y continuarán impulsando. De igual modo conviven pensamientos más conservadores que van de la mano de las antiguas concepciones de una Iglesia que durante el siglo XX fue a tono con las movidas políticas promovidas por el bloque occidental.
En las cuestiones burocráticas de la Iglesia, el cónclave debe comenzar entre 15 y 20 días después del fallecimiento del Papa. Para ser electo, un cardenal debe recibir al menos dos tercios de los votos. Si no se alcanza esta mayoría, se realizan hasta cuatro votaciones por día: dos por la mañana y dos por la tarde.
Algunos de los principales candidatos a Papa son Pietro Parolin (70 años, Italia), Matteo Zuppi (69 años, Italia), Luis Antonio Tagle (67 años, Filipinas), Peter Turkson (76 años, Ghana), Péter Erd? (72 años, Hungría), Pierbattista Pizzaballa (59 años, Italia), Gerhard Ludwig Müller (77 años, Alemania), Juan José Omella (79 años, España).
Repasando el historial de los candidatos, encontramos a un Erdö que estuvo entre los posibles reemplazantes de Benedicto XVI en aquel 2013. El húngaro tiene un pensamiento mucho más conservador, alineado con el del presidente de su país, Viktor Orban, y muy en contra de, por ejemplo, las medidas de tratamiento humanitario hacia los refugiados en Europa.
En la vereda del pensamiento “franciscano” encontramos a la gran mayoría: Zuppi es apodado el “Bergoglio Italiano” por su afinidad con el ya fallecido papa, Turkson es un ferviente impulsor de las denuncias globales por el cambio climático, Omella llamó a “Ver la realidad con los ojos de los pobres” y Grech instó a la Iglesia a incluir “más personas de la comunidad LGBTIQ+”.
La posibilidad de que el papa número 267 en la historia de la Iglesia Católica vuelva a ser un europeo es la más probable. Aun así, la necesidad de fortalecer el cristianismo en regiones como Asia y África elevan la posibilidad de algunos de los representantes de esas latitudes.