El sector automotriz atraviesa una crisis afectado por la competencia de las importaciones y la baja en las ventas locales. Esta semana, la marca japonesa Nissan, que produce en Argentina la pickup Frontier y la Alaskan de Renault, suspendió a 450 empleados y paralizó su única línea de producción activa. Tras este anuncio, salió a la luz la situación crítica que enfrenta General Motors en la localidad santafesina de Alvear.

La automotriz estadounidense activó un programa de retiros voluntarios con el objetivo de reducir su plantilla de trabajadores ante la caída en la producción. El proceso comenzó a profundizarse en enero con el ofrecimiento de incentivos económicos para que los empleados abandonen la empresa. Se estima que podrían perderse hasta 300 puestos de trabajo, la mitad del personal ocupado en la planta de Alvear, lo que genera creciente preocupación.

General Motors Alvear produce un único modelo nacional, la SUV Tracker de Chevrolet, que también se fabrica en Brasil. Desde la empresa informaron que el nivel de producción cayó un 57%, pasando de 21 unidades por hora a solo 12.

En relación con la crisis en Nissan, desde el gremio manifestaron su preocupación por la posibilidad de que la manufactura local sea reemplazada por la producción en México, transformando a la industria automotriz en una mera importadora de vehículos fabricados en el exterior.

Mientras tanto, en Alvear, no hay voceros gremiales que brinden detalles sobre los despidos encubiertos bajo el esquema de retiros voluntarios, lo que incrementa la incertidumbre entre los trabajadores.