No se encontraron resultados.“Aquí se cometieron crímenes de lesa humanidad durante el terrorismo de Estado”, reza, a modo de título, la frase principal del cartel que se colocó en la tarde del jueves 26 de marzo para señalizar el Batallón de Arsenales 603 (ex 121) de Fray Luis Beltrán como Sitio de la Memoria y dejar en claro que el lugar, durante la última dictadura cívico-militar, funcionó como centro clandestino de detención.

El acto, realizado en las puertas del propio Batallón, donde se colocó la placa, contó con la participación del ministro de Justicia y Derechos Humanos de la provincia, Juan Lewis, la coordinadora de la Red Federal de Sitios de Memoria, Judit Said, referentes de organizaciones de derechos humanos de la región y familiares de personas desaparecidas y asesinadas en el Cordón Industrial.

En la oportunidad, Soledad Chiodin, referente del Espacio por la Memoria, la Verdad y la Justicia del Cordón Industrial, sostuvo que “esto es el punto cúlmine de una lucha que venimos llevando adelante en el Cordón, que arrancó con el pedido de impugnamiento de Pedro Rodríguez (a la banca del Concejo Municipal). Luego vino el rearmado y búsqueda de familiares para aportar testimonios a la justicia, hasta llegar al escrache del Batallón en agosto de 2010”.

“La justicia confirma lo que veníamos militando y se llega a la señalización del Centro Clandestino”, agregó Chiodin y aseguró que “este lugar fue utilizado previamente a la instalación del golpe como lugar de secuestro y torturas”.

“Es un paso importante pero no es el último, porque de nada nos sirve este cartel si no ocurren dos cosas: en primer lugar la toma de conciencia de la participación en la construcción de memoria; y, la segunda, que la causa de los trabajadores vaya a juicio”, añadió.

Por su parte, el ministro Juan Lewis destacó que “el terrorismo de Estado apuntaba a destruir las manifestaciones populares, por eso la dictadura cívico militar se ensañó de manera muy especial con los trabajadores. Por eso esta señalización, en este lugar, nos parece muy significativa”.

Lewis dijo que “ojalá en algún momento podamos recordar en toda su dimensión a todos los trabajadores que pelearon por una sociedad mejor y que por esa razón el terrorismo de Estado se ensañó contra ellos”.

Asimismo, el funcionario provincial afirmó que “hay que saber que la dictadura fue cívico-militar. Si bien se han encontrado algunos vestigios de lo que fue el plan sistemático del terror, todavía en nuestro país está muy poco investigado las complicidades del poder económico y el poder civil. Es una línea de trabajo que nos debemos desde todos los sectores de la comunidad, saber que la dictadura tuvo sus manifestaciones en esos ámbitos”.

En tanto, Ana María Medina recordó: “Esto me trae a la memoria el día que me avisaron que habían llevado secuestrados a mi tía Lina y a mi primo Juan José Funes. Fue muy duro, sabíamos lo que estaba pasando y cuál era la situación de la gente que era secuestrada”.

Un grupo de tareas del segundo cuerpo del ejército secuestró en la madrugada del 20 de julio de 1976, en el marco del conocido operativo de las tres noches, a Lina y a Juan José Funes. Este último logró escapar, pero a los pocos metros fue acribillado, en plena vía pública.

“A mi tía la meten en el baúl de un Torino, en camisón, como estaba, y de ella no supimos más nada hasta el 2010, que nos enteramos a través del testimonio de un compañero sobreviviente que había estado acá, en el Batallón de Arsenales”, contó Medina, quien también describió los momentos vividos hasta poder encontrar el cuerpo de su primo.

“La justicia está empezando a resolver las cosas, es el primer aniversario que nosotros transcurrimos con tres de los represores presos, aunque sabemos que no son sólo tres. Hubo muchas más personas, algunas están identificadas y otras irán apareciendo a medida que se investigue”, agregó la mujer.

En ese sentido, pidió celeridad en la causa de los trabajadores y remarcó que “no se trata sólo de condenar a los militares, sino al poder económico de la región, sus jefes de personales de la fábrica eran los que pasaban lista para que después fueran a secuestrar”.

También estuvieron presentes la intendenta de Fray Luis Beltrán, Liliana Canut y el subsecretario de Derechos Humanos de la provincia, Ramón Verón, entre otras autoridades.

LA HISTORIA DEL PREDIO

El predio, perteneciente al Ejército Argentino, fue utilizado como centro clandestino de detención en el marco del plan sistemático de exterminio ejecutado por la última dictadura cívico-militar. Según testimonios obrantes en el Archivo Nacional de la Memoria y en causas judiciales con sentencia, en ese predio permanecieron secuestrados y fueron torturados mujeres y hombres perseguidos por su militancia política, social y sindical en el denominado Cordón Industrial.

El ex-Batallón 121 integró un circuito represivo junto con centros clandestinos de detención del Gran Rosario como La Calamita (Granadero Baigorria), la Intermedia (La Ribera) y Quinta de Funes, entre otros sitios dependientes del Comando del Segundo Cuerpo de Ejército, responsable de la represión ilegal en Santa Fe y el Noreste de la Argentina.

La placa