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martes, 03 marzo 2015 | Fray Luís Beltrán

El día que León Gieco tocó en Fray Luis Beltrán

Fue el 3 de febrero de 1982, en plena gira de De Ushuaia a la Quiaca. Un grupo de jóvenes organizó el recital y lo trajo a la Sociedad Española. La presentación duró más de dos horas y entre los espectadores estaba Juan Carlos Baglietto..
El día que León Gieco tocó en Fray Luis Beltrán No se encontraron resultados.Por: Nicolás Buscemi

“Acuérdense lo que les digo, este pibe tiene un futuro bárbaro”, fue lo que les dijo, palabras más palabras menos, Poli Román a un grupo de jóvenes que estaban por vivir el recital de sus vidas. El reconocido locutor, conductor de El Expreso de Poli en LT8, y productor musical, hacía referencia a un joven de pelo largo llamado Juan Carlos Baglietto. Aquel grupo de muchachos con el que conversaba no le dio mucha importancia a ese pibe, estaban concentrados esperando la actuación de León Gieco.

Corría el año 1982 y la Sociedad Española de Fray Luis Beltrán (Santa Fe y Sarmiento) contaba un una subcomisión, conformada exclusivamente por jóvenes, que se encargaba de realizar algunos bailes para sus pares con el objetivo de recaudar fondos para la institución y poder disfrutar de una salida dentro de su localidad. Tal como ocurre habitualmente, los adolescentes de aquella época debían emigrar hacia ciudades vecinas para poder disfrutar de la actividad nocturna.

En aquel momento, Sergio Del Piano, Marcelo Arasa y Héctor Cainelli, tres de los integrantes de aquel grupo de jóvenes que se encargó de organizar la hazaña, apenas estaban entrando en su mayoría de edad. Tras el éxito de algunas matinés, los muchachos apuntaron más alto y decidieron realizar un gran recital. Por aquellos días, León Gieco era uno de los músicos que más escuchaban los adolescentes, tras el éxito de su último disco: Pensar en Nada (1981).

Claro que, en plena dictadura militar, los tres reconocen al unísono que no era común encender la radio y escuchar una canción de Gieco. Sin embargo, comenzaba un tiempo de apertura musical hacia las voces locales que terminaría consolidándose en tras el comienzo de la Guerra de Malvinas, sólo 2 meses después. El gobierno de facto prohibiría la música en inglés y abriría las puertas a músicos censurados por muchos años. “Sólo le Pido a Dios no se lo dejaban ni cantar y después pasa a ser el himno de la guerra”, comentó Sergio Del Piano.


La apuesta de esos pibes era fuerte. Traer a Gieco, en plena gira De Ushuaia a la Quiaca, aunque algunos de ellos reconocen que no sabían en ese momento acerca de la misma, a tocar a Fray Luis Beltrán, en la Sociedad Española. “Estaba convencido de que iba a ser un éxito, pensábamos meter unas 2000 personas, había diagramado hasta la ubicación de todas las sillas para que pudiera entrar esa cantidad de gente”, recuerda Héctor Cainelli y acota que, además de estar Baglietto en la tribuna, también estaba presente Cristian Roth, que ese año lanzaría Campo Rock, su primer disco. Fue el miércoles 3 de febrero.


Abajo, a la izquierda la firma de León; arriba, a la derecha, el autógrafo de un desconocido Baglietto

Pero la convocatoria no fue tan masiva. “Deben haber venido unas 400 personas y otras 400 o 500 estaban mirando desde arriba de los techos, hasta en la Iglesia había gente”, cuenta entre risas Del Piano. “Cometimos el gran error de hacerlo en el patio”, agrega Marcelo Arasa, mientras que Cainelli sostiene que la principal equivocación fue poner un valor muy alto en el precio de la entrada, “estábamos convencidos de que las vendíamos a todas, muy confiados. Inexperiencia total de nuestra parte”, afirma.

Más allá de la parte económica, vivieron un espectáculo que siempre quedará guardado en sus retinas. No hubo quien no se acercara tomarse una foto con el músico, ya sea durante el show o posteriormente. “El tipo se brindó como si fuera la cancha de River llena”, dijo Cainelli y Del Piano agregó: “Sí, como la cancha de River llena, pero a la vez como si estuviera comiendo un asado en tu casa. En la mitad del recital paró y pidió a la gente que se amontonara para tocar bien de cerca”. “Le pedíamos los temas que queríamos y él los hacía. Duró unas dos horas”, añadió Arasa. Esa noche tocó casi todos los temas de Pensar en Nada y una larga lista de sus anteriores discos.

“Yo era más del palo del fútbol que de la música. A mi me abrió la cabeza porque dijo dos o tres cosas en el escenario, como que se estaba rearmando un movimiento de música latinoamericana. Estábamos muy en bola en muchas cosas y él nos habló un poco del folclore, también cantó una chacarera y empezó a mostrarnos cosas muy distintas a las que veníamos escuchando”, reflexionó Cianelli, y añadió: “Me despertó una gran admiración”.


Marcelo Arasa sosteniendo uno de los afiches publicitarios del recital

El sonidista de ese recital fue nada más y nada menos que Oski Amante. “Yo era un fanático del tema del audio y me dejaron grabar el recital, tal cual lo escuchábamos. El sonido salía impecable”, dice emocionado Del Piano. Con respecto a la grabación, Cainelli asegura que “hicimos como 5 o 6 copias. Lo hemos escuchado un millón de veces, pero se perdieron todas las copias”.

Más allá de la amargura por la baja recaudación, aquel grupo de jóvenes disfrutó hasta el último momento aquella presentación soñada. “Después del recital se armaron las mesas y compartimos un asado con León y los músicos”, remarca Arasa. En esa cena, León, al enterarse de que económicamente la presentación no había tenido éxito, se comprometió a retornar y hacer algún nuevo recital o colaborar de alguna manera para subsanar la situación, sin embargo nunca se concretó.

“Hasta le mandamos una carta, que nunca sabremos si le llegó, escrita con todas frases de sus canciones”, rememora Del Piano, destacó: “Al final se terminó pagando todo, pero estuvimos laburando más de un año para cubrirlo, con mucho gusto”.

El recital fue casi perfecto y será recordado por muchos como la primera y única presentación de uno de los músicos más populares de la Argentina en Fray Luis Beltrán. Hoy en día, los jóvenes organizadores, con algunas canas que peinar y algunos kilos de más, no están seguros de si volverían a embarcarse en la organización de un evento de este tipo. Y al muchacho de apellido Baglietto, por las dudas, también le sacaron un autógrafo.

La Sociedad Española como punto de encuentro

Esa sensación que, lamentablemente siguen sintiendo muchos vecinos de la ciudad hoy en día, de vivir en un pueblo apagado, sin propuestas para los jóvenes, también se vivía en aquel entonces. “Nosotros decíamos que Beltrán era un pueblo de viejos”, sostiene Sergio Del Piano, y fundamenta: “No tenía ninguna actividad propia, no había ni vida de pueblo, era un pueblo largo, desparramado” y, aunque reconoce que la localidad ha evolucionado, aclara que la realidad no es muy distinta.

Durante parte de la década del ochenta y principios de los noventa, se vivió un período distinto. La Sociedad Española se había transformado en la sede de los principales eventos musicales y en un lugar de reunión para los jóvenes de Fray Luis Beltrán y también para adultos. Algún tiempo antes de la presentación de León Gieco, cantó en el lugar Horacio Guarany.

Más allá de eso, la institución albergaba habitualmente los bailes organizados por la subcomisión de jóvenes, que permitía que los beltranences no tuvieran que salir de su ciudad para disfrutar de la actividad nocturna. Incluso, adolescentes de localidades vecinas comenzaban a concurrir, aunque fue sólo por un breve período.

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