El partido fue intenso, muy físico y con momentos de dominio alternado. Independiente salió con la obligación de ganar para arrebatarle el liderazgo a Central y por momentos manejó la pelota, pero le faltó profundidad. Rosario Central supo esperar su momento, se mostró firme en defensa, y cuando encontró espacios lastimó. La diferencia llegó tras una buena jugada colectiva que el conjunto rosarino definió con categoría para desatar la locura en las tribunas.

Con esta victoria, Central llegó a los 35 puntos, seis más que el rojo, y se aseguró definir como local al menos hasta semifinales en la fase final del campeonato. Además, continúa invicto en el Gigante de Arroyito en este torneo, donde ganó todos los partidos disputados. El equipo luce consolidado, con nombres como Campaz, hoy lesionado, Lovera y Giaccone desequilibrando, y un arquero como Jorge Broun que da garantías en el fondo. La mano de Holan ya se nota en cada línea del equipo.

Independiente, en cambio, sufrió su segunda derrota consecutiva, tras la caída ante Atlético Tucumán. El equipo de Julio Vaccari mostró algunas intenciones ofensivas, pero no logró ser profundo ni generar demasiadas situaciones claras.El Rojo igualmente ya estaba clasificado, pero se quedó sin la chance de liderar el grupo y ahora deberá disputar los cuartos de final como visitante.

El partido se jugó en un clima vibrante, con el estadio colmado y un marco espectacular. Central lo vivió como una verdadera final y el equipo respondió a la altura. La hinchada celebró con cánticos, fuegos artificiales y un festejo que se extendió mucho después del pitazo final. El club atraviesa un gran presente futbolístico y esta victoria lo confirma como uno de los principales candidatos a quedarse con el título del Apertura.