Durante la reunión, los socios rechazaron el presupuesto presentado por la dirigencia para el período julio 2025-junio 2026, en medio de cuestionamientos por falta de claridad en los números y ausencia de respuestas. Luego, se logró conformar la comisión electoral para las próximas elecciones, pero el momento más tenso llegó cuando se intentó avanzar con la votación sobre la adquisición del terreno de 17 hectáreas en Pérez. Fue ahí cuando se desató el conflicto físico entre facciones enfrentadas, con escenas de extrema violencia.

Testigos afirmaron que un grupo de personas encapuchadas ingresó al salón arrojando sillas y provocando forcejeos. La tensión escaló con agresiones directas entre socios, insultos cruzados y empujones en plena asamblea. Incluso, debió intervenir personal de seguridad para intentar frenar los disturbios. Ante este panorama, el presidente Ignacio Astore decidió abandonar el lugar junto a parte de su comisión, dejando la sesión sin quórum y sin posibilidad de continuar con el tratamiento de los temas pendientes.

El clima de violencia y descontrol puso en evidencia el nivel de rispidez política dentro del club. Las agrupaciones opositoras acusaron al oficialismo de intentar imponer decisiones sin debate, mientras que desde la conducción denunciaron maniobras desestabilizadoras. El predio en cuestión, que iba a ser destinado a actividades sociales y deportivas, generó fuertes divisiones: algunos lo consideran una inversión estratégica, y otros lo tildan de innecesario, costoso y mal fundamentado desde el punto de vista legal y técnico.

Franco “Chiquito” Magnano, referente de la agrupación Sangre Rojinegra, aseguró que “no hubo información clara, no se mostraron estudios de impacto hídrico ni análisis económicos serios”, y agregó que “así no se puede votar algo tan importante para el futuro del club”.A su vez, la agrupación Unen también expresó su rechazo a la operación por considerar que se trataba de terrenos inundables.

Lo ocurrido en la asamblea dejó una profunda herida en la vida institucional de Newells. Lejos de saldar diferencias, el encuentro potenció las divisiones y encendió las alarmas de cara a un segundo semestre electoral. La dirigencia deberá replantear sus formas de comunicar y convocar al diálogo si quiere evitar una crisis mayor. Mientras tanto, el club sigue con urgencias deportivas y una interna dirigencial cada vez más tensa.