Las iraníes tienen prohibido el acceso a los partidos de fútbol desde octubre de 1981, dos años después de la revolución islámica. Sin embargo, esta vez se logró algo muy importante y es que las mujeres de Irán podrán volver a ver la liga de fútbol nacional dentro de un estadio por primera vez en más de cuatro décadas. Esto es algo histórico para las mujeres que muchas veces debieron disfrazarse de hombres para poder presenciar un partido.



Esto fue informado por un portavoz del Ministerio de Deportes de Irán en el que dijeron que se podrán a disposición alrededor de 28.000 entradas que equivalen al 30% del estadio Asadi de Teherán para el partido de máxima categoría que se disputará este jueves entre el Esteghlal de Teherán y el Mes Kerman.

Si esto tiene una respuesta positiva, se podrá permitir el regreso a otros estadios. Tal como se lo permitió a los partidos internacionales en los dos últimos años por la presión de la FIFA. El 2019 fue el primer año desde la Revolución Islámica de 1979 en el que las mujeres de este país asistieron a un partido de fútbol en Teherán.

En ese partido hubo entre 3500 y 4000 mujeres para el partido entre Irán y Camboya en el que la selección masculina de fútbol intentaba clasificarse para el Mundial de Qatar 2022. No obstante, en años posteriores no se les siguió permitiendo este ingreso y hubo conflictos por mujeres que habían comprado entradas y se quedaron afuera.

Sahar Khodayari, la “chica azul”

Esta lucha por la extrema desigualdad viene desde hace años, a pesar de que poco a poco se van abriendo nuevas puertas para las aficionadas iraníes. Al hablar de esta situación es imposible no recordar a Sahar Khodayari, una joven de 30 años que sólo quería ver jugar a su equipo pero, como consecuencia, fue arrestada.

Es conocida como “la chica azul”, en referencia a los colores de su equipo, el Esteghlal de Teherán. En 2019, quiso pasar los controles de seguridad, se camufló entre los hombres y se sacó una foto en el estadio. Sin embargo, fue detenida y acusada de “cometer abiertamente un acto pecaminoso”. Tras enterarse que podría ser condenada a seis meses de prisión, decidió sacrificarse frente a los tribunales como simbolo de protesta. Tiempo después falleció en un hospital con el 90% del cuerpo quemado.