El Concejo Municipal de Capitán Bermúdez aprobó ayer, con el voto positivo de los concejales presentes, un proyecto de Ordenanza en el que facultad al Ejecutivo local a iniciar acciones jurídicas para librar el desalojo de los inmuebles lotes A1, A2 y 8 de la manzana 9 de la sección catastral primera, ubicados en avenida San Lorenzo y calle Pellegrini. Se trata de los
terrenos ocupados desde hace años por la firma Resonancias que, según alega el municipio,
son propiedad del Estado local y fueron cedidos hace casi 40 años para un fin comunitario que prácticamente nunca llegó a cumplir.
La normativa fue aprobada con el respaldo de los ediles oficialistas Marianela Quiroga, Ariel Cejas y Daniel Fernández, y la legisladora Sol Ventura (PRO). Estuvieron ausentes los concejales radicales Gerardo Grosso y Emanuel Lastra, este último con un vínculo directo en el tema en cuestión. Es que la firma Resonancias es propiedad de su familia.
De acuerdo a lo que rememora la Ordenanza aprobada, los terrenos en cuestión fueron tomados en posesión por el municipio en 1988, con el objetivo de darles un fin “comunitario”. En ese marco, tres años después se avanzó, mediante un concurso, con la idea de construir y explotar en el lugar canchas de paddle. Era
una cesión por 10 años y no se podía transferir el permiso concedido por el municipio.
En diciembre de 1990 resultaron adjudicatarios del concurso Héctor Pellegrino y Daniel Tramontini que, a posteriori, celebraron contratos de locación con terceros, autorizados por la Municipalidad. El 1° de agosto de 1997 firman un contrato de locación con Patricia López de Lastra con una duración de 4 años. Desde ese momento la familia Lastra quedó instalada sobre los terrenos, abriendo allí su conocido local comercial.
El año pasado, en medio de una campaña electoral donde el propio Emanuel Lastra fue candidato a intendente y cuando nadie recordaba el fin original de esos lotes, el municipio sorprendió con una clausura del local por carecer de habilitación municipal, ni constancia de autorización del uso del dominio público en vigor, por lo que se clausuraron sus instalaciones.
Ahora, el municipio pretende recuperar esos terrenos, argumentando que
la familia Lastra ocupa el lugar sin poseer derecho alguno, utilizándolo para beneficio propio y no con un fin original, tal fue pensado en 1988.
Lastra, en el ojo de la tormenta
Sumado a esta complicación con el negocio familiar, el concejal Emanuel Lastra deberá enfrentar a sus compañeros cuando vuelva a presentarse en el cuerpo legislativo. Es que durante la sesión de ayer varios ediles expresaron su enojo por las reiteradas faltas del edil, que asistió muy poco a trabajar durante todo el año.
Incluso, algunos concejales aseguran que
Lastra lleva 4 faltas de manera consecutiva a las sesiones y tampoco asistió a la sesión preparatoria, en la que se eligieron las autoridades del cuerpo para el próximo año.
Cabe recordar que el
reglamento interno permite sólo 3 inasistencias de manera consecutiva sin justificación.
“No es nada personal con él. Pero todos estamos ahí porque la gente nos votó y confía en nosotros. Y es una responsabilidad, un compromiso y una obligación que todos tenemos. Y el que no pueda por ciertas cuestiones se tiene que correr”, señaló una edila en diálogo con este medio.