Un tripulante de nacionalidad siria, de 36 años, es buscado intensamente por las fuerzas federales tras desaparecer luego de desembarcar en el puerto de la empresa Cofco en Puerto General San Martín.
Según informó el capitán del buque de carga Ghala, de bandera panameña, el marinero de nombre Wissam Ali bajó a tierra hace 48 horas y desde entonces no volvió a comunicarse ni regresó a la nave. La situación encendió las alertas en los organismos de seguridad y activó el Protocolo de Personas Desaparecidas y Alerta Nacional.
De acuerdo a las primeras informaciones, el tripulante salió caminando de la terminal portuaria con su teléfono móvil ya desconectado de la red. La última vez que se lo vio fue en inmediaciones de una estación de servicio céntrica de Puerto San Martín, donde se presume que subió a un vehículo.
Por el momento, se desconoce su paradero y no hay precisiones sobre si se trata de una desaparición voluntaria o forzada. Desde la Municipalidad de Puerto General San Martín, no se emitió ningún comunicado oficial al respecto.
El caso es seguido con atención por autoridades migratorias, la Prefectura Naval y las fuerzas de seguridad federales, ante la posibilidad de que se trate de una situación de mayor complejidad.
Preocupación por la seguridad portuaria y fronteriza
Este hecho vuelve a poner en el centro del debate la seguridad en los puertos del Cordón Industrial, y en particular la falta de control en el ingreso y egreso de personas en zonas sensibles. La administración municipal se desentiende del riesgo que implica la falta de atención en los puertos abiertos a la ciudad, donde circulan trabajadores de diferentes nacionalidades y transportes internacionales sin una supervisión clara.
La preocupación se suma a lo ocurrido recientemente en el puerto de Vicentin, donde se detectaron casi 500 kilos de cocaína en un buque de bandera de las Islas Marshall, procedente de Emiratos Árabes Unidos. La embarcación estaba cargando pellets de girasol y tenía previsto continuar hacia San Lorenzo, luego a Montevideo para cargar arroz a granel, y finalmente arribar a Ámsterdam.
Estos hechos reavivan las alarmas sobre el rol de los puertos de la región como posibles puntos críticos en el narcotráfico internacional y la trata de personas, y sobre la necesidad urgente de controles más estrictos y coordinación entre municipios, fuerzas de seguridad y autoridades nacionales.