Considerada un ícono de la crítica literaria y cultural, Sarlo deja un legado inmenso en la producción de ensayos, estudios culturales y periodismo, con decenas de libros y artículos que marcaron el debate intelectual nacional. Su voz fue siempre un emblema de independencia de opinión en tiempos turbulentos y de intensas transformaciones en Argentina.
Beatriz Sarlo vivió en su departamento del barrio porteño de Caballito hasta el final. En el último tiempo, su salud se había deteriorado de manera veloz, proceso que se precipitó en los últimos meses. La muerte de su compañero, el cineasta Rafael Filipelli, en marzo de 2023, y más recientemente la partida del también intelectual Juan José Sebreli, a comienzos del mes pasado, profundizaron su desánimo, según relataron personas cercanas.
Sarlo no tuvo hijos ni familiares directos, pero en sus últimos días estuvo acompañada por tres amigos que la cuidaron con dedicación: el crítico Adrián Gorelik, la crítica Sylvia Saitta y la editora Ada Solari, viuda del crítico musical Federico Monjeau.
Beatriz Sarlo fue autora de una obra prolífica y fundamental para la crítica cultural argentina. Sus libros y ensayos analizaron con lucidez la literatura, la política, los medios de comunicación y las transformaciones sociales del país. Obras como "Una modernidad periférica", "Escenas de la vida posmoderna" y "La máquina cultural" son referentes ineludibles de su pensamiento.
En los últimos meses, Sarlo trabajaba en la edición de un libro de memorias, cuya publicación estaba programada para marzo de este año.
Beatriz Sarlo, con su pluma afilada, su espíritu crítico y su compromiso con la reflexión, marcó generaciones de lectores, escritores y pensadores. Su partida deja un vacío enorme en el ámbito intelectual y cultural del país, pero su obra y su legado continuarán iluminando los debates argentinos por mucho tiempo más.
ggg