La nueva edición de Gran Hermano se lanzó con bombos y platillos a la pantalla chica, y con un auspicioso arranque en cuanto a audiencia capturada al momento de su estreno, ahora tendrá el desafío de permanecer siendo relevante a los ojos de una televisión hoy cada vez más cambiante.
Más de 23 puntos de rating marcó el comienzo del reality que desde 2016 no formaba parte de la grilla de la televisión argentina, números que al día de hoy muestran que el programa pisó fuerte en la audiencia nacional.
Los 18 participantes ya se encuentran encerrados en la casa ubicada en los estudios Pampa, residencia de 2200 metros cuadrados y 65 cámaras esparcidas para mostrar, durante 24 horas y durante 100 días, cómo se van desenvolviendo cada uno de los elegidos en un casting que tuvo inscriptos en varios rincones del país.
Estos participantes mostraron su lado lado más picante y un tanto banal en la primera jornada del programa conducido por Wanda Nara y Roberto Funes Ugarte: vidas orientadas hacia la cantidad de días que tienen relaciones sexuales, excentricidades en su vida diaria como una participante que señaló no salir de su casa sin tener maquillaje puesto, exageraciones con respecto al aspecto de su cuerpo y algunos con “historias superadoras”.
Claro que se trata de “vidas de influencers”, ya que la mayoría de los participantes destacan por su cantidad de seguidores en redes sociales. Y allí es donde el programa buscará trascender y vincularse con una pantalla chica que ya no ofrece las mismas perspectivas que en el desembarco del show en el país, allá por el año 2000.
Es que la televisación 24 horas a cargo de la señal Pluto TV ofrece la posibilidad de la viralización instantánea. La televisión argentina ya mostró su preferencia por los programas del tipo reality (Bake Off, Masterchef Famosos y La Voz Argentina lideraron la pantalla chica en los últimos años) y en un público que ya demostró que se vuelca hacia las redes sociales, la apuesta de Gran Hermano busca la perfecta convergencia de todos estos factores.
Y el desafío será este, una especie de experimento en donde la televisión continúa con su intento de encontrar patrones que le permitan entender el funcionamiento de las redes sociales y su anclaje con cada vez más plataformas multimedias que ofrecen audiencias cada vez mayores.