El 29 de abril de 2003 ocurrió en la localidad de Santa Fe un suceso trágico que dejó muertos, heridos y gente en la calle. Debido a un crecimiento sin precedentes del Río Salado más intensas precipitaciones que venían suscitándose desde unos cinco días antes la localidad se inundó por completo y dejó una de las catástrofes más importantes del país por su magnitud, ocurrida durante la gobernación de Carlos Reutemann.

Casas, hospitales, escuela. La capital de la provincia quedó paralizada por el avance del agua.

Durante cinco días, las lluvias se concentraron en el cauce bajo del río Salado y se acumularon 1400 milímetros. Esto provocó el crecimiento desmedido del cauce. Fue allí en donde las defensas fallaron: había un tramo inconcluso y esto permitió la entrada del agua. En los días anteriores, se empezaron a registrar algunos anegamientos en el norte de la ciudad. Pero el lunes 28 de abril, el río Salado logró entrar por una brecha del terraplén, a la altura de calle Gorostiaga, donde se ubica el Hipódromo. Las obras de las defensas estaban inconclusas y ese error provocó la tragedia.



El gobernador de ese entonces, Carlos Reutemann, cerró la lista de víctimas fatales en 23, considerando que fueron muertes directas por la inundación. Pero organizaciones no gubernamentales y familiares elevan la cifra a 160 muertos, ya que se contabilizan aquellos que fallecieron como consecuencias físicas y psicológicas producidas por la tragedia.

El impacto que produjo, debido a la cantidad de personas afectadas y al nivel alcanzado por el agua, despertó el espíritu solidario de los argentinos que se movilizaron para satisfacer las necesidades más inmediatas planteadas por la emergencia.