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lunes, 12 abril 2021 | Política

Presentaron un proyecto de Ley para prohibir el lenguaje inclusivo en documentos oficiales

El diputado Nicolás Mayoraz presentó un proyecto de Ley para prohibir el lenguaje inclusivo en los documentos oficiales de toda la administración provincial. “las deformaciones impuestas obstaculizan y hasta imposibilitan una fluida comunicación entre los usuarios de la lengua”, remarcaron.
Presentaron un proyecto de Ley para prohibir el lenguaje inclusivo en documentos oficiales El pasado jueves ingresó por mesa de entrada de la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe, un proyecto de Ley presentado por el diputado de “Somos Vida y Familia”, Nicolás Maroyaz que buscará prohibir el lenguaje inclusivo en todos los documentos oficiales de la repartición estatal.

La propuesta alcanza a los tres Poderes del Estado en todos sus niveles, así como por sus organismos descentralizados y autárquicos.

En su primer artículo el proyecto de Ley menciona: “Prohíbase el uso en documentos oficiales del comúnmente denominado lenguaje inclusivo, empleado para reemplazar el uso del masculino cuando es utilizado en un sentido genérico, así como de cualquier otra forma diferente a la lengua oficial adoptada por la República Argentina y la Provincia de Santa Fe”.

La iniciativa surge luego de que organismos estatales y aún académicos se embarcaron en el uso del "lenguaje inclusivo" con la introducción de partículas como la arroba "@" (vgr.: tod@s), la letra "x" (vgr.: todxs), la "e" (vgr.: todes) y la disyunción masculina y femenina en el uso de los pronombres (vgr.: todas y todos) en reemplazo del uso del masculino en su forma genérica.

“Esta corriente de pensamiento, impulsada principalmente por el movimiento feminista, fue adoptada en los últimos años por el propio Estado, reflejando en normativa administrativa la incorporación de estos supuestos nuevos modismos con el fin de promover una comunicación que evite expresiones sexistas y migrar de la masculinización del lenguaje hacia un lenguaje inclusivo, sin discriminación y donde se interpelen todos los géneros”, enuncia el escrito.

El autor del proyecto remarca que estas “alteran las composiciones gramaticales para conseguir una verdadera igualdad entre varones y mujeres es una causa justa, además de necesaria. Sin embargo, puede advertirse que -desde hace algunos años, determinados sectores de la sociedad vienen promoviendo insistentemente una modificación en el uso del lenguaje, aduciendo tener como finalidad eliminar todo tipo de uso sexista de la lengua y eliminar todo atisbo de machismo a través de los giros idiomáticos”.

“Al no constituirse sobre la base de una construcción lingüística espontánea de la sociedad, las deformaciones impuestas - si bien con ánimos legítimos, perseguidos por medios incorrectos- se erigen en barreras que obstaculizan y hasta imposibilitan una fluida comunicación entre los usuarios de la lengua”, remarcó Mayoras en su escrito.

Un apoyo en el análisis de la RAE

Por otro lado, el pedido de prohibición se basa en un análisis de principios del año 2020, donde la Real Academia Española dice que: “Se entiende por sexismo cualquier discriminación efectuada sobre personas por razones de sexo. El sexismo es un componente cultural de larga continuidad histórica que tiene como principio la supremacía del varón sobre la mujer en todos los espacios de la vida. De ahí que tenga manifestaciones en distintos ámbitos.”

“Sexismo lengua y sexismo de discurso. Uno de los tópicos más extendidos en el ideario común es la consideración de que el lenguaje es sexista. Sin embargo, este aserto, ya casi dogma, incurre en la generalización acrítica de las medias verdades. Aplicada a la lengua misma, es una acusación tan inconsistente como tildar de ponzoñosa a una copa por el hecho de haber sido recipiente de un veneno o de un barbitúrico”, indica la RAE.

“Es una evidencia irrefutable que han existido, existen y existirán mensajes sexistas e incluso textos y géneros claramente misóginos. Pero tal sexismo y misoginia no son propiedades de la lengua, sino usos de la misma”, prosigue.

“No son inherentes al sistema (no son sexismo de lengua), sino valores que adquieren en el uso a causa de la intencionalidad de los emisores o de sus prejuicios ideológicos (sexismo de discurso). No son responsabilidad del medio, sino de los hablantes. No se corrigen mejorando la gramática, sino erradicando prejuicios culturales por medio de la educación”.

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