En abril de 2020, Sebastián Villa recibió una denuncia por violencia de género de parte de su ex pareja Daniela Cortes. Poco tiempo después, una joven denunció que el futbolista abusó sexualmente de ella e intentó ahorcarla mientras la sometía en su casa de un barrio privado de la zona de Canning, tras lo cual le ofreció 5.000 dólares para evitar que realizara la denuncia.
En un primer momento, el colombiano fue desafectado del equipo pero luego fue reincorporado. Ante esta situación, el vicepresidente de Boca Juniors, Juan Román Riquelme declaró: “De Villa no tenemos más que palabras de agradecimiento, lo que pasa fuera de la cancha es otro tema”
Antes, el fútbol era un espejo de la sociedad, un ejemplo para la juventud, un motivo de encuentro con la familia, un medio de escape a todo lo malo. Es por esto que llamamos héroes a todos aquellos jugadores que en el Maracaná levantaron la Copa América ante Brasil luego de complicados años de pandemia.
Ahora resulta que el fútbol es sólo fútbol, un deporte que sólo debe ser considerado por lo que se haga dentro del campo de juego y si son lo suficientemente buenos, lo que hagan fuera de la cancha no le debería importar a nadie.
Sin embargo, Riquelme, hace tiempo que la violencia de género no puede ser vista como un problema privado. En este contexto, según un registro realizado por el Observatorio de Violencia de Género, en los primeros tres meses del año corriente se registraron 74 femicidios. El 67,6% fueron en la vivienda de la víctima.
Esto es Boca
En ambas denuncias, el futbolista fue respaldado por el club Xeneize y le siguió dando lugar en los partidos. Incluso saltó al campo de juego un día después de que se conociera la denuncia por abuso sexual, la cual se fortificó por el peritaje psiquiatrico y el estudio ginecologico.
No obstante, el caso del colombiano no es el único en un club que se acostumbró a ver a sus jugadores denunciados por violencias machistas en los últimos años. Un claro ejemplo es el de
Eduardo Salvio, acusado de atropellar a su ex pareja.
Cristián Pavón, denunciado por abuso en 2019.
Ricardo Centurión, acusado por violencia física y verbal contra su novia en 2017.
Frank Fabra, culpado por participar de un caso de maltrato contra dos mujeres tras una fiesta en 2018 junto a
Edwin Cardona y Wilmar Barrios (quienes también vistieron la camiseta de Boca).
A esta lista se le suma el reciente caso de
Jorge Martínez, entrenador del equipo femenino, acusado de abuso sexual por una empleada del club. A quien el club le otorgó una licencia “hasta que se dilucidan las responsabilidades del caso”.
Sin embargo, a pesar de todo lo mencionado anteriormente, el equipo (con Villa entre los 11) salió a la cancha el jueves por la noche para enfrentar a Arsenal de Sarandí en el marco de la fecha 19 de la Liga Profesional de Fútbol. En la tradicional foto grupal, el equipo posó con una bandera que rezaba “ni una menos”.
Que ironía. Necesitamos menos banderas y más acciones, más protocolos y más cláusulas contra los violentos.