El escenario de este Mundial de Fútbol de 2022 es el primero en la historia de la competición que se desarrollará en un territorio monárquico con el Islám como religión oficial.

Qatar es una de las 10 monarquías islámicas que actualmente existen en el mundo, la mitad de ellas ubicadas en el Golfo Pérsico. Otros países, como Irán e Irak, profesan el Islám pero son constituidas como Repúblicas, con procesos electorales de sus autoridades, Congreso Nacional y Constitución.

En este territorio de poco más de 2.600.000 de habitantes, el 77% de los habitantes profesan la religión musulmana, el 98% de la tradición sunita, la más ortodoxa de las lecturas del Corán, y que es la mayoritaria en cuanto al islamismo.

De igual modo, a diferencia de otros territorios, en Qatar se permite profesar distintas religiones, siempre y cuando se respeten algunos códigos de vestimenta principalmente en lugares públicos.

El Mundial, como encuentro de diferentes personas en un contexto de disfrute de un espectáculo deportivo, ha provocado que las autoridades de esta monarquía sean más flexibles en cuanto a la aplicación de las normativas de la religión, principalmente con respecto a la vestimenta de las mujeres extranjeras.

Sí, en concreto, son contundentes con la venta de bebidas alcohólicas y su consumo en la vía pública. Para esta religión, la ingesta de estas bebidas se considera algo impuro, y lo consideran “una obra de Satanás” según las lecturas del Corán.